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viernes, 1 de febrero de 2013


FRAY JUAN CERRADO

Cuando llegaron los españoles a la zona que llamaron de Nueva Galicia, actualmente pertenece a México, se enfrentaron a muchos conflictos, ya que los indios no respondían a la buena voluntad de los frailes que trataban de ayudarles y al mismo tiempo enseñarles la doctrina cristiana.
El obispo de Nueva Galicia, Fray Pedro de Ayala, autorizó a los franciscanos para la fundación de un monasterio en la villa de San Miguel de Culiacán siendo nombrado guardián de dicho monasterio, Fray Gaspar Rodríguez, quien con dieciséis sacerdotes emprendió la difícil labor que se le había encomendado.
Entre esos dieciséis religiosos, estaba Fray Juan Cerrado, natural de Palos de la Frontera, hijo de Luís García y de Marina de Triana. Este fraile había marchado como lego y fue en el Convento de San Francisco de México,  donde profesó y llegó a ser Guardián de la Casa Principal.
La esperanza del obispo se vio cumplida, ya que la labor de esos religiosos empezó a dar frutos muy pronto, aún cuando la hostilidad de los nativos, seguía en el ambiente.
Pero muere el obispo Pedro de Ayala y los asuntos del obispado regresaron a manos del Cabildo Eclesiástico, que estaba dominado por los seculares, que decidieron nombrar un vicario para San Miguel, destinando para ello, al bachiller Juan Pérez.
Tan pronto llegó Juan Pérez a San Miguel de Culiacán, se enfrentó a los religiosos y forzó, tanto a los españoles como a los indígenas, para que no asistieran a los oficios que ofrecieran los franciscanos, alegando que “no tenían autoridad para impartir los sacramentos”,
Excomulgó a unos españoles y después les cobró dinero por levantarles el pecado espiritual. Incluso mandó azotar a una pareja de indios, Antonio y Maria, porque habían solicitado directamente a Fray Gaspar, que los uniera en matrimonio.
La tensión llegó a un extremo, que Fray Gaspar Rodríguez y sus compañeros Juan Cerrado y Juan Luque, se enfrentaron al Vicario verbalmente e incluso, se dice, llegaron a las manos.
El Cabildo envió a un investigador y el bachiller Juan Pérez fue retirado de la villa y los tres religiosos continuaron su labor doctrinal, con mucho éxito.
Fray Juan Cerrado murió a los 28 años, por heridas de flecha en un ataque de  los indios

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