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sábado, 25 de mayo de 2013

DE APELLIDO; ALMONTE


Hace poco tiempo mencioné en un pequeño articulo en este periódico (Odiel Información), a los Almonte, una familia, al parecer criptojudía, que procedente de la población del mismo nombre en nuestra provincia, se estableció en Sevilla, en principio protegida por el Duque de Medina Sidonia y llegaron a alcanzar importante notoriedad entre la sociedad hispalense del siglo XVI.
Todo lo inició Diego García Domonte, hijo de los Señores de Pazo da Veiga en Lugo, y que cuando finalizó la guerra de Granada, adonde había venido a luchar al lado de los Reyes Católicos, decidió residir definitivamente en Andalucía, montando negocios de bodegas de vinos y aceites en Almonte, con la base económica que le había facilitado su padre. A poco de estar en nuestras tierras, cambió su apellido Domonte por el de Almonte,
Aquí conoció a una almonteña, Leonor Calvo, con la que contrajo matrimonio, del que nació un hijo varón.
Dada la gran importancia que adquirió Sevilla para los negocios,  después del Descubrimiento de América, decidió la familia marchar a la capital hispalense y establecerse para exportar sus productos a la Indias, con lo que muy pronto acumularon una importante fortuna., logrando con ello formar parte de la sociedad sevillana.
Paulatinamente fue aumentando la familia y se fueron repartiendo el trabajo unos permaneciendo en Sevilla y otros realizando frecuentes viajes a  Panamá y Perú donde tenían base de operaciones. Tuvieron varios socios, principalmente el moguereño Juan de la Barrera e incluso participaron en los negocios de perlas de Rodrigo de Gibraleón..
Los Almonte adquirieron mucha importancia en los negocios con el Nuevo Mundo y como la familia era ya muy numerosa,(algunos matrimonios tenían hasta 13 hijos), se repartieron el trabajo, estando unos en Sevilla, otros en Perú  y en Panamá, aunque siempre había mas de uno navegando.
Resultaron muy buenos políticos y fundaron poblaciones, defendiéndolas cuando eran atacadas por los piratas o tribus hostiles, por lo que también adquirieron compromisos militares.
Al final los Almonte ingresaron en la nobleza, aunque eso no impidió que alguno fuera condenado por la Inquisición, aunque solo fuera en efigie.

                            Ángel Custodio Rebollo

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